miércoles, 28 de noviembre de 2012

Volátil.

O cómo pasar de estar contento a estar inquieto y triste en cuestión de segundos. Ese momento en el que aparecen viejos miedos y no quieres que entren de nuevo en tu vida pero ya es tarde, han entrado sin avisar y sin esperar.

¿El problema es ilusionarse con algo que no es real? Tal vez.

¿El problema es que todo está tan vacío que con la más nimia de las cosas llega esa ilusión? Probablemente.

¿Qué hacer? Buena pregunta. ¿Cómo actuar? Ni la más remota idea se me cruza por la mente. ¿Pensaba que había aprendido de mis errores? Sí. Y veo que no es así.

En horas te ves silbando por casa contento y en unos minutos pasamos del todo a la nada. Viejos vicios. Nada que no tenga solución, como me suelo decir a mí mismo. Lo mejor es no compadecerse de uno mismo y en ocasiones mandar a la mierda al mundo en general. Total, cada uno va a su rollo. Nadie se preocupa por nadie. Estoy solo. Lo sé. Si no em animo yo no lo va a hacer nadie.

Estas cuatro letras unidas que forman un intento de desahogo es lo único que me ayuda. Aunque sólo sea por un rato.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Vuelta a la ''normalidad.''

Tras una larga temporada volvemos a la ''normalidad.'' Cuando nos acostumbramos a un modo de vida, pese a que este sea malo, tendemos a llamarlo normalidad, cuando en su justa apreciación no debería llamarse así.

Tras unos 10 días bastante de bajón emocional, cuando uno se recupera con mucho esfuerzo va y lo que se me daña es el físico. Antes tenía lumbago emocional, cosa que no me dejaba levantar la cabeza y ver que no todo es tan malo como lo pintan.

Pues una vez dejado atrás el lumbago emocional va y le toma el relevo el jefe, el lumbago de toda la vida, el que te deja la espalda hecha una L cuando te agachas a ponerte las zapatillas.

A perro flaco todo son pulgas. Yo, como soy un perro gordo, me atacan otro tipo de dolores. Me lo tomo con filosofía, no hay más remedio. Los dolores del cuerpo se curan casi siempre. Los que más me preocupan, los del corazón, van sanando con el tiempo. Despacito, ya que no tengo a quien contarle mis asuntos personales, pero van arreglándose.

Más de 100 días sin fijarme en nadie allá en aquellas tierras. Y cuando me entra alguien no solo por el ojo sino que lo ves como algo factible, en 10 días me tuve que ir. Estoy más que seguro que tendré una segunda oportunidad, pero tal vez en unos meses sea demasiado tarde.

La vida decidirá, como suele hacer siempre. Solamente espero zarpar en unos meses de nuevo y dejar atrás toda la negatividad aquí en Albacity. Cada vez tengo más claro que no tengo futuro alguna en el New York de La Mancha. Es triste pero es así.