miércoles, 28 de noviembre de 2012

Volátil.

O cómo pasar de estar contento a estar inquieto y triste en cuestión de segundos. Ese momento en el que aparecen viejos miedos y no quieres que entren de nuevo en tu vida pero ya es tarde, han entrado sin avisar y sin esperar.

¿El problema es ilusionarse con algo que no es real? Tal vez.

¿El problema es que todo está tan vacío que con la más nimia de las cosas llega esa ilusión? Probablemente.

¿Qué hacer? Buena pregunta. ¿Cómo actuar? Ni la más remota idea se me cruza por la mente. ¿Pensaba que había aprendido de mis errores? Sí. Y veo que no es así.

En horas te ves silbando por casa contento y en unos minutos pasamos del todo a la nada. Viejos vicios. Nada que no tenga solución, como me suelo decir a mí mismo. Lo mejor es no compadecerse de uno mismo y en ocasiones mandar a la mierda al mundo en general. Total, cada uno va a su rollo. Nadie se preocupa por nadie. Estoy solo. Lo sé. Si no em animo yo no lo va a hacer nadie.

Estas cuatro letras unidas que forman un intento de desahogo es lo único que me ayuda. Aunque sólo sea por un rato.

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